La acción vascular del CO2 provoca que el organismo libere sustancias tales como serotonina, bradiquina, histamina y catecolaminas. Dichas sustancias activan a su vez los receptores beta-adrenérgicos, particularmente los beta-2, los cuales estimulan la lipólisis de los tejidos adyacentes por lo que esta indicada en todas aquellas zonas donde existan adiposidades localizadas.

 

Por otra parte, al haber sido inyectado el CO2, el organismo detecta un desequilibrio en la oxigenación local. Así, con el fin de compensar esta situación, la oxihemoglobina aumenta el suministro localizado de O2, lo cual provoca un efecto vasodilatador y un incremento de la oxigenación del tejido. Además de lo anterior, con la carboxiterapia mejora también el tono de la piel. Por último, hay que tener en cuenta que el CO2 inyectado permanece en el organismo entre 24 y 30 horas, lo que obliga a alternar las sesiones entre 2 ó 3 veces por semana, con el fin de permitir al cuerpo recuperar su equilibrio natural.

 

Como tratamiento reductivo y anticelulítico, la carboxiterápia provoca una ligera sensación de molestia cuando recién comienza a aplicarse en la zona a tratar.

 

Dependiendo del volumen de CO2, el tratamiento toma de 15 a 30 minutos, tiempo en el que el paciente puede sentir el desprendimiento de las células grasas y una sensación de calor y presión debido al volumen de CO2 aplicado.